lunes, 25 de julio de 2016

Comentario: Looking - The Movie

I can guarantee that he will do nothing but break your heart again.

Pensémoslo de esta manera: en lugar de Looking: The Movie, podríamos haber tenido el final de temporada más decepcionante del universo, o una temporada 3 donde se hubiese contado esta misma historia en 10 episodios en lugar de 85 minutos.
Y creo que justamente esa es la característica redimible de la película: se hace cargo de por lo menos UNA de las fallas estructurales de la serie, que es la morosidad narrativa de cine indie. Claro que no se hace cargo de otros problemas, o de lo que llamaría, he llamado y seguiré llamando, Patrick como protagonista único de la serie/película.
A ver, entiendo que Groff era inicialmente el único con cartel propio (su paso por Hamilton no hace más que reforzar eso) y nuestro personaje ancla, pero también su historia siempre fue la más aburrida, la más irritante, y la más polarizante (lean el archivo completo aquí bajo el tag ‘Looking’ para más detalle). Pero aun así, el motor de la narrativa o por lo menos el McGuffin es el casamiento de Agustín y Eddie, que apenas revisten relevancia, y su conflicto propio se limita a un trilladísimo plot de “cold feet” antes de la boda más propio de una comedia de Katherine Heigl, que de hecho amerita un shout out durante el episodio. 
El “gran conflicto” del regresado Patrick (se fue de SF poco tiempo después de la última vez que lo vimos, 2 años en tiempo de la serie) es el reencuentro con sus exes: el que lo trató como el traste (Kevin, interpretado por Russel Tovey, quien parece estar actuando en otra película, una seguramente más divertida a juzgar por su color de pelo) y al que él trató como el traste (Richie, interpretado por EL PEOR ACTOR DEL UNIVERSO, Raúl Castillo. En serio, no sé cómo no reparé antes en lo mal que actúa este chico, un motivo más para que la supuesta química que tiene con Patrick no nos sea nunca evidente, sino siempre contada por otros). Si locura es intentar dos veces lo mismo y obtener otro resultado, claramente podríamos decir que Patrick está loco en sus acercamientos a ambos (porque claro que nuestro Kaso Dora se acerca a ambos), dado que lo único que parece haber cambiado en estos dos años es que le perdió un poco de miedo al sexo y coge y chupa culos sin luego ir al dispensario a hacerse buches con Espadol. Porque a los guionistas se les ocurre, medio que terminan juntos con Richie. El único motivador, aparte del supuesto “amor” que los une desde el piloto de la serie, es que Brady, el novio actual de Richie es insufrible, una caricatura de trazo tan grueso para que lo odiemos que parece de una novela de Andrea del Boca en los noventa. 
En el medio de este caos de aburrimiento, lo tenemos a Dom, cuyo arco de personaje se limita a “se dedica a su negocio y ya no coge, salvo al final de la película because guionistas”, desperdiciando al encanto (aunque no habilidad como actor) de Murray Bartlett, y a Doris, quien había cerrado su historia con un moño y ahora le fuerzan una conversación de embarazos totalmente inútil. 
Si, San Francisco es bellísima y el recorte que hace el director es magnífico por su economía de recursos. Si, necesitamos más y más diversos personajes LGTB en pantalla. Sí, hay algo del ‘aquí y ahora’ de Looking que la hacía refrescante. Pero no alcanzaba antes, y claro que no alcanza ahora. 
Hablando de dirección así como lo banco a Andrew Haigh, o por lo menos a sus largometrajes, hay algunas decisiones puramente de dirección que no puedo respaldar, tal como sus efectos de “micrófono abierto al aire” que dificultan captar algunos diálogos, que siendo que es una película casi completa de Walking and Talking, son indispensables. Aunque la misma técnica para hacer “efecto boliche” donde no se escucha nada es brillante.
En conclusión, le súper agradecemos a HBO haber aprobado la serie en primer lugar y haber aprobado esta película como premio consuelo ahora, mas… gracias, pero no gracias. 

Gay Pedigree:


  • Fue un guiño simpático hacer aparece a Frank en la trama de algún modo. En una realidad alternativa, era el “Cuarto Looking”.  
  • Una vez más, le debemos a la serie a Daniel Franseze como Eddie y su excelente gusto en remeras, tanto la de “Yes fats, yes fems”, que ya la quiero, como la de “Michael & Diana & Elizabeth…” que me muero de curiosidad por saber cómo sigue hacia abajo. 
  • El plot flojo de papeles de Agustín es injusto aparte del Paddycentrismo porque es el único personaje que creció o por lo menos cambió en el transcurrir de la serie. 
  • Hablando de fats & fems es una de las pocas cosas tópicamente políticas del episodio, salvo las conversaciones sobre matrimonio, que ahora parecen estar todas en “Sí, quiero”, salvo por la refrescante jueza interpretada por ese icono gaylésbico que es Tyne Daly.
  • Kevin está de vuelta con Jon. Sadomasoquismo por otros medios. 
  • Lesbian watch: se reduce a un chiste sobre la compañera de oficina ambigua de Kevin y Patrick y unos besos comunitarios por parte de “Kyah” a quien conocemos por primera vez pero ya es la mejor amiga del mundo mundial de Agustin. 
  • Sex watch: hay una linda cogida de Patrick con su levante en la fiesta. Cumple con la función de demostrarnos que, efectivamente, Patrick ha mejorado en la cama.  
  • Music watch: mucha música, mucha de artistas nuevos, pero que incluyen un Himno-Diva de Ultra Nate, un temazo del clásico de la serie (y todos los productos de Haigh) John Grant y el sorpresivo final con “I’ll be your shelter” de los Housemartins, que delata el inglesismo de los creadores de la serie.