“I thought about this more than
you have”
Don
Draper hace dos llamadas de “Persona a persona” en el transcurso del episodio (probablemente tres si contamos la de Sally, pero perdonen la licencia, dos que
son anunciadas como tales). En una el mensaje que recibe de Betty es
categórico: no vuelvas, la vida sigue sin vos, como siempre. En la otra el
mensaje de Peggy es más vago y menos convincente: volvé, la vida sigue y va a
ser como si no te hubieses ido.
¿Se quedó Don/Dick/Quiensea en su burbuja new age, con una nueva personalidad Iluminada? ¿O volvió y escribió, o al menos colaboró con, la campaña publicitaria más famosa de todos los tiempos?
Esa
es la pregunta que nos deja Mad Men (aunque de anoche a cuando estoy
escribiendo esto, ahora todos son convencidos que Don efectivamente volvió y es
por lo menos parcialmente responsable por la idea. En lo personal, no estoy tan
seguro, parte de mi razonamiento más abajo), una pregunta con pedigree
Sopranos, y que si bien transforma a este episodio en un conversation starter automático
para el futuro inmediato, era totalmente innecesaria. La delicadeza del
plotting de esta serie de episodios fue tal que la serie podría haber terminado
en cualquier momento de los últimos 3 o 4 episodios (o aun en los dos últimos de
la primera mitad que se emitió el año pasado), o en varios momentos separados
de este mismo. En ese sentido, preguntas al margen, este fue un final más que
satisfactorio.
La semana pasada me hacía una pregunta sobre las motivaciones de Don, pregunta que
sigue sin responderse, y como he visto comentado por ahí va a depender más que
de la palabra de San Weiner del punto de vista de quien lo interprete: el cínico
o el optimista. El que cree en el cambio o el que cree que todo sigue igual. O
me animo a decir, ninguno de ambos, porque ninguno de los “finales” para estos
personajes (salvo el de Betty supongo, que conocemos pero no vimos aun) son los
finales para siempre. Don puede haberse quedado con los hippies y haber vuelto
tiempo después, o haber vuelto con su idea de comprarle una Coca Cola a todo el
mundo y luego haberse perdido con los hippies, en Studio 54 o donde sea. Lo
mismo para Peggy, Joan o Roger. La vida no es prolija con principios y finales,
y la suerte de cualquiera puede cambiar de un momento a otro.
Lo
cierto es que Don toca fondo (otra vez, y en este sentido me gana el cinismo) y
accidentalmente parece encontrar cierta paz. O por lo menos una sonrisa
pacifica, que puede interpretarse como un momento “aha!” a la vista de los
segundos finales del episodio. Hay algo hipócrita en la empatía que Don siente
por ese desconocido que no se siente amado, porque salvo de niño (y a través de
flashbacks muy del estilo “mis histéricas me mienten” que tenemos que tomar con
pinzas), el problema de Don jamás fue ser ignorado o pasar desapercibido. Pero
lo cierto es que ese momento detiene su caída, por lo menos hasta donde
llegamos a ver.
Ante tanta ambigüedad, Weiner de todas maneras nos tenía que tirar un hueso. O varios, en realidad, en la que realmente es la parte más discutible del episodio. ¿Qué tan fuera de registro fueron los pseudo “finales felices” y el montaje final previo al momento Es Sentir de Verdad?
Agregando
mi propia cuota de ambigüedad, diría que fueron ligeramente fuera de registro. Definitivamente
el momento de Peggy y Stan fue un guiño a los fans, no solo a los que hinchaban
por esa relación, sino todos los que pedían algún tipo de alegría para Peggy.
En ese sentido, me parece que hay otras señales más claras de alegrías para el
personaje, desde el reconocimiento que le da Pete (en otro momento “tirar un
hueso”), a cómo pone en su lugar a la mina de McCann protegiendo a sus cuentas.
Y claro, su decisión de quedarse haciendo lo que sabe hacer tan bien y con un
objetivo tan determinado (pero antes de 1980, por favor) antes que sucumbir al
canto de la(s) sirena(s).
Porque
nuestra curvilínea sirena no es otra que Joan, que gracias a las interacciones
con tres hombres (un inesperado Ken, y Roger y Richard, por supuesto) decide
tomar el toro por las astas en SU negocio, y en un guiño lindo pero no del todo
consistente con lo que sabemos de los personajes, tal vez el negocio de Peggy
(un hueso más). No vemos el momento en que Peggy le informa a Joan de su decisión,
pero la productora Holloway-Harris no parece sufrir por su ausencia. Vamos por
un “afortunada en los negocios, desafortunada en el amor” para Joanie.
Y
si bien una reconciliación sentimental con Roger hubiese sido escandalosa, la reconciliación
amistosa/paternal/de negocios que tienen es más que satisfactoria, y en este
caso si completamente coherente con lo que sabemos de ellos. Y Roger tiene un “final
feliz” que ameritaría un spinoff propio, porque ¿Qué tan tranquilo va a estar
con lo brava que es Marie?
Lo
cierto es que el montaje final con los momentos de ‘alegría’ de estos
personajes (y el de absoluta tristeza de Betty y Sally, a quien entiendo y
aplaudo lo que está haciendo pero me hace dudar sobre su futuro) se sintió un
poco… forzado, especialmente porque en todos los casos ya sabíamos que iban a
hacer lo que nos muestran, no necesitamos verlo salvo para que se sienta “final”.
Pero esto es un detalle: 30 segundos en 92 horas de serie, una nada. Aun si
tomamos estos 60 minutos finales, un detallecito que de ninguna manera empaña
la inmensidad de la obra y de este cierre.
Algunas observaciones al paso:
- No tengo lugar para comentar todo lo que pasa, pero la llamada que refiero más arriba entre Sally y Don y la devastadora que sigue entre Don y Betty son el mejor ejemplo de mujeres Draper poniéndolo en su lugar.
- Parte del motivo del que no estoy tan seguro de la relación Don-Coca Cola es porque a menos que haya un cambio radical de management, y a pesar de lo que dice Peggy, Jim Hobart JAMAS lo dejaría volver a la agencia.
- Los argumentos de Don de “no vas a creer cuanto esto no sucedió” no parecen tener el mismo efecto en Stephanie que en Peggy.
- Otro de los huesos que Weiner le tiró a los fans fue que, en un episodio lleno de reapariciones y alusiones, no hubo ni un minuto de Megan en pantalla.
- Probablemente el personaje más detestado de la serie no amerita más que risas de los protagonistas a la mención de su nombre.
- Las tres mujeres de Don presentes aunque sea con surrogados: Anna a través de Stephanie y su casa; Betty, por supuesto; y Megan a través de Marie.
- Otro guiño a los espectadores es como Joan define pragmáticamente a su ex.
- Un saludo a la MVP de esta temporada, Meredith.
- Quienes fueron los protagonistas de estos episodios (fíjense el rol de Ken desde Severance en adelante), los invitados (Stephanie en la primer mitad de latemporada), todo estuvo cuidadosamente plantado para estas resoluciones. Sólo queda abierta la idea fallida de Diana, no que la extrañemos en lo más mínimo.
- Hasta aquí llegamos con Mad Men, gracias a todos los que leyeron, comentaron, me tiraron sus ideas y me pelearon. No sé si tengo energía para hacer esto mismo con otra serie, pero quien me quita lo bailado…