lunes, 18 de mayo de 2015

Comentario: Mad Men 7x14 - Person to Person

“I thought about this more than you have” 

Don Draper hace dos llamadas de “Persona a persona” en el transcurso del episodio (probablemente tres si contamos la de Sally, pero perdonen la licencia, dos que son anunciadas como tales). En una el mensaje que recibe de Betty es categórico: no vuelvas, la vida sigue sin vos, como siempre. En la otra el mensaje de Peggy es más vago y menos convincente: volvé, la vida sigue y va a ser como si no te hubieses ido.
¿Se quedó Don/Dick/Quiensea en su burbuja new age, con una nueva personalidad Iluminada? ¿O volvió y escribió, o al menos colaboró con, la campaña publicitaria más famosa de todos los tiempos?
Esa es la pregunta que nos deja Mad Men (aunque de anoche a cuando estoy escribiendo esto, ahora todos son convencidos que Don efectivamente volvió y es por lo menos parcialmente responsable por la idea. En lo personal, no estoy tan seguro, parte de mi razonamiento más abajo), una pregunta con pedigree Sopranos, y que si bien transforma a este episodio en un conversation starter automático para el futuro inmediato, era totalmente innecesaria. La delicadeza del plotting de esta serie de episodios fue tal que la serie podría haber terminado en cualquier momento de los últimos 3 o 4 episodios (o aun en los dos últimos de la primera mitad que se emitió el año pasado), o en varios momentos separados de este mismo. En ese sentido, preguntas al margen, este fue un final más que satisfactorio.
La semana pasada me hacía una pregunta sobre las motivaciones de Don, pregunta que sigue sin responderse, y como he visto comentado por ahí va a depender más que de la palabra de San Weiner del punto de vista de quien lo interprete: el cínico o el optimista. El que cree en el cambio o el que cree que todo sigue igual. O me animo a decir, ninguno de ambos, porque ninguno de los “finales” para estos personajes (salvo el de Betty supongo, que conocemos pero no vimos aun) son los finales para siempre. Don puede haberse quedado con los hippies y haber vuelto tiempo después, o haber vuelto con su idea de comprarle una Coca Cola a todo el mundo y luego haberse perdido con los hippies, en Studio 54 o donde sea. Lo mismo para Peggy, Joan o Roger. La vida no es prolija con principios y finales, y la suerte de cualquiera puede cambiar de un momento a otro.
Lo cierto es que Don toca fondo (otra vez, y en este sentido me gana el cinismo) y accidentalmente parece encontrar cierta paz. O por lo menos una sonrisa pacifica, que puede interpretarse como un momento “aha!” a la vista de los segundos finales del episodio. Hay algo hipócrita en la empatía que Don siente por ese desconocido que no se siente amado, porque salvo de niño (y a través de flashbacks muy del estilo “mis histéricas me mienten” que tenemos que tomar con pinzas), el problema de Don jamás fue ser ignorado o pasar desapercibido. Pero lo cierto es que ese momento detiene su caída, por lo menos hasta donde llegamos a ver.

Ante tanta ambigüedad, Weiner de todas maneras nos tenía que tirar un hueso. O varios, en realidad, en la que realmente es la parte más discutible del episodio. ¿Qué tan fuera de registro fueron los pseudo “finales felices” y el montaje final previo al momento Es Sentir de Verdad?
Agregando mi propia cuota de ambigüedad, diría que fueron ligeramente fuera de registro. Definitivamente el momento de Peggy y Stan fue un guiño a los fans, no solo a los que hinchaban por esa relación, sino todos los que pedían algún tipo de alegría para Peggy. En ese sentido, me parece que hay otras señales más claras de alegrías para el personaje, desde el reconocimiento que le da Pete (en otro momento “tirar un hueso”), a cómo pone en su lugar a la mina de McCann protegiendo a sus cuentas. Y claro, su decisión de quedarse haciendo lo que sabe hacer tan bien y con un objetivo tan determinado (pero antes de 1980, por favor) antes que sucumbir al canto de la(s) sirena(s).
Porque nuestra curvilínea sirena no es otra que Joan, que gracias a las interacciones con tres hombres (un inesperado Ken, y Roger y Richard, por supuesto) decide tomar el toro por las astas en SU negocio, y en un guiño lindo pero no del todo consistente con lo que sabemos de los personajes, tal vez el negocio de Peggy (un hueso más). No vemos el momento en que Peggy le informa a Joan de su decisión, pero la productora Holloway-Harris no parece sufrir por su ausencia. Vamos por un “afortunada en los negocios, desafortunada en el amor” para Joanie.
Y si bien una reconciliación sentimental con Roger hubiese sido escandalosa, la reconciliación amistosa/paternal/de negocios que tienen es más que satisfactoria, y en este caso si completamente coherente con lo que sabemos de ellos. Y Roger tiene un “final feliz” que ameritaría un spinoff propio, porque ¿Qué tan tranquilo va a estar con lo brava que es Marie?
Lo cierto es que el montaje final con los momentos de ‘alegría’ de estos personajes (y el de absoluta tristeza de Betty y Sally, a quien entiendo y aplaudo lo que está haciendo pero me hace dudar sobre su futuro) se sintió un poco… forzado, especialmente porque en todos los casos ya sabíamos que iban a hacer lo que nos muestran, no necesitamos verlo salvo para que se sienta “final”. Pero esto es un detalle: 30 segundos en 92 horas de serie, una nada. Aun si tomamos estos 60 minutos finales, un detallecito que de ninguna manera empaña la inmensidad de la obra y de este cierre.

Algunas observaciones al paso:

  • No tengo lugar para comentar todo lo que pasa, pero la llamada que refiero más arriba entre Sally y Don y la devastadora que sigue entre Don y Betty son el mejor ejemplo de mujeres Draper poniéndolo en su lugar.
  • Parte del motivo del que no estoy tan seguro de la relación Don-Coca Cola es porque a menos que haya un cambio radical de management, y a pesar de lo que dice Peggy, Jim Hobart JAMAS lo dejaría volver a la agencia.
  • Los argumentos de Don de “no vas a creer cuanto esto no sucedió” no parecen tener el mismo efecto en Stephanie que en Peggy.
  • Otro de los huesos que Weiner le tiró a los fans fue que, en un episodio lleno de reapariciones y alusiones, no hubo ni un minuto de Megan en pantalla. 
    • Probablemente el personaje más detestado de la serie no amerita más que risas de los protagonistas a la mención de su nombre.
  • Las tres mujeres de Don presentes aunque sea con surrogados: Anna a través de Stephanie y su casa; Betty, por supuesto; y Megan a través de Marie.
  • Otro guiño a los espectadores es como Joan define pragmáticamente a su ex.
  • Un saludo a la MVP de esta temporada, Meredith.
  • Quienes fueron los protagonistas de estos episodios (fíjense el rol de Ken desde Severance en adelante), los invitados (Stephanie en la primer mitad de latemporada), todo estuvo cuidadosamente plantado para estas resoluciones. Sólo queda abierta la idea fallida de Diana, no que la extrañemos en lo más mínimo.
  • Hasta aquí llegamos con Mad Men, gracias a todos los que leyeron, comentaron, me tiraron sus ideas y me pelearon. No sé si tengo energía para hacer esto mismo con otra serie, pero quien me quita lo bailado…



lunes, 11 de mayo de 2015

Comentario: Mad Men 7x13 - The milk and honey route

“I’ve learnt to believe when people say it’s over”

Yo no sé ustedes, pero en mi caso, mas allá de considerarme abiertamente un fanboy de Mad Men, mi acercamiento a la serie siempre ha sido… cerebral, digamos. Sí, claro, se me ha caído algún grito celebratorio ante un triunfo de Peggy, se me rompió el corazón con algunos de los reveses de Joan, y obviamente Don me hubiese vendido con su pitch de The Carrousel. Pero en sí, tiendo a ser analítico, hay algo en los que Weiner hace que me despierta admiración, curiosidad, y esto como lo vengo diciendo, hizo que me estuviese acercando al final de la serie con el mismo espíritu, queriendo saber qué iba a pasar y cómo más que sufriendo porque ya no iba a ver a los personajes.
Bueno, eso era hasta ayer a la tarde. Hubo dos momentos en este episodio, ambos relacionados a las terribles novedades de Betty, donde no pude más que desmoronarme con el desmoronamiento de los personajes. Empatía, pérdida, amor, incomprensión, resignación… cada sentimiento de Betty, Sally y Henry saltó de la pantalla y me tomó como propio.  
La serie viene con premoniciones de muerte desde hace rato, desde la presentación con su hombrecito cayendo, a los problemas de salud eternos de Roger. Y muerte tuvimos, emblemáticamente las de Lane y Bert, y la seguidilla de mujeres Draper que sucumben al cáncer: Anna. Rachel. Y ahora Betty. Betty era la que tenía un final feliz, ¿se acuerdan? La que finalmente encontró lo que buscaba y se lanzó a tomarlo. ¿Roger muriendo?, ¿Don, aún? Esperable. Betty no. Y acá, mientras me seco las lágrimas, retomo el análisis: el fin de Betty es completamente coherente con la serie, con el personaje, con las mujeres de Don que cayeron pero también con la historia de todos los personajes con el tabaco, desde Smoke gets in your eyes en adelante.  Betty, que perdió su madre al cáncer, que sigue siendo menospreciada por médicos, pero que decide mantener un mínimo de dignidad ante el inevitable final, y hasta, en su retorcida manera, logra hacer algún tipo de paces con su hija. Betty finalmente puede decirle que la quiere y que la admira, pero también reconoce eso que la hace confiable para tomar las decisiones post-mortem que requieren que no tiemble el pulso (como le tembló a ella cuando Gene Sr intentó hacer lo mismo con ella). Esta es la historia de Betty, pero también la de Henry, superado por el dolor, en una muestra más de su complicado amor por su esposa. Y es la historia de Sally, la que no quiere, o no puede escuchar; la que ignora por un segundo el drama de su madre para tirarle un palo final, y la que se entera o confirma por carta, finalmente, lo que siempre supo pero no podía ver a simple vista. Betty, siempre amamos odiarte, u odiamos amarte. Ahora caigo en cómo te voy a extrañar.
Hablando de premoniciones y de Betty, otra premonición que venía dando vuelta desde que Don y Betty tuvieron su affaire extra-retro-matrimonial, era la de reconciliación. Podía ser la del ex-matrimonio Draper, como lo vimos la semana pasada nomas en ese momento de acercamiento. O hasta de Peggy y Pete en la mente de algunos ‘shippers. Pero la reconciliación que tuvimos es la que tiene más sentido en el contexto de los personajes, la de Pete y Trudy, la sociedad matrimonial perfecta desde la primera vez que los vimos. Pete, a quien vimos, y quien se veía, perfectamente cómodo en el nuevo arreglo con McCann, recibe una oferta que no puede rechazar, de parte de una insólita serpiente, Duck Phillips, que como Janice en Friends, siempre está volviendo. Pete siempre tuvo todo tan en bandeja, y siempre tuvo decisiones que lo tenían de objeto, desde ser socio de una nueva agencia a comprar una casa o ver o no a su hija. Bueno, Pete, como Betty, deciden ser agentes. Y una vez que se abre la compuerta, sale todo: nuevo trabajo, en nueva ciudad… y con la misma esposa e hija. Como Betty también, este no era el final que esperaba para él personalmente, sin embargo, es tan perfectamente coherente con lo que sabemos de él que me es imposible criticar las decisiones.
Y hablando de personajes con agencia propia, ahí lo tenemos a Don. Este episodio nos hace que nos preguntemos, una vez más, sobre cuáles son sus motivaciones: ¿Don busca la libertad, el rehacerse constantemente, y por eso huye y se desprende de su pasado? ¿O Don se está escapando, con la ansiedad de ser descubierto en sus mentiras y traiciones? La respuesta es probablemente, un poco de ambas. El secreto Dick hace rato que es sabido y en esa difusión Don alcanzó cierto grado de libertad. Pero el secreto sobre como Dick pasó a ser Don es otro tema. Uno con el que Don aun sueña. O que lo lleva a ocultar la cara cuando un veterano podría exponerlo.
Sin embargo, un poco de alcohol y el compartir con otros veteranos las medidas desesperadas que se toman en una situación bélica, hacen que aflore este secreto… sin ninguna consecuencia.
Al contrario: las consecuencias no son por las acciones de Dick, son por las sospechas que despierta Don, con su Cadillac y su dinero. Pero el secreto del estafador es no parecerlo, contrariamente a lo que la población de ese pueblito en el medio de la nada cree. Y es la lección que Don le da a ese proto-Don, que como las series que intentaron copiar este formato, nunca va a ser más que una versión inferior.
Al final del episodio, Don se deshace de lo poco que le queda y lo vemos sonreír por primera vez en mucho tiempo. ¿Es esto lo que Dick/Don buscaba, libertad total de las cosas que lo atan? Veremos. Por ahora lo único que puedo pensar es que el “espíritu libre” es el padre biológico de tres niños a punto de quedar huérfanos de madre…

Algunas observaciones al margen:

  • Si leen los comentarios de este episodio de la prensa internacional, van a encontrar múltiples menciones a la cultura de los “hobos” implícitas en el título y la trama del episodio. Aquí no tenemos una referencia tan clara de esta mezcla de vagabundos y buscavidas, tan de la época de la depresión, por lo que ni me metí en el tema.
    • Dicho esto, podemos encontrar dentro de la serie antecedentes del tema, desde el flashback del hobo que estuvo un tiempo con los Whitman hasta el nombre del episodio The gipsy and the hobo.
    • Podemos pensar en un análogo de otra época en nuestra literatura gauchesca, ya sea el Martin Fierro o Don Segundo Sombra.
  • Aparición de Duck siendo Duck. Hubiese sido divertido un cameo de Peggy cruzándoselo en los pasillos.
  • Pero claro, no hubo ni Peggy, ni Joan, Roger, Ken, Harry… siguen las firmas.
  • Para pensar: con la salida de Pete y la confirmación de que están buscando el reemplazo de Don, solo quedan en McCann Peggy, Roger y Harry. Creemos.
  • No que Betty se fuera a sorprender con su historial, pero tenemos toda una seguidilla de médicos que se niegan a hablarle hasta que su marido esté presente, o hablan de ella como si no estuviese en la habitación.
  • Con los antecedentes de su madre y su abuela, espero que Sally en algún momento de su vida futura se haga un Angelina para prevenir…
  • Entre tanta tristeza, se filtra el chiste sobre Mrs Robinson con respecto a Betty. Si supieran la verdad los compañeritos de facultad…
  • Tuve un momento “final de Lost” creyendo que Don estaba en alguna metáfora del purgatorio. Por suerte, no.
  • Pitch para Mad Men, s08: Don y Henry luchan por la tenencia de Bobby y Gene. Shonda se haría una panzada…

lunes, 4 de mayo de 2015

Comentario: Mad Men 7x12 - Lost Horizon

“Advertising is not a very comfortable place for everyone”


Hay un género de ficción, generalmente más asociado a la comedia que al drama que es “workplace”, de lugar de trabajo. Mad Men siempre lo fue, pero en general no es la primera asociación que nos viene a la mente, con todos los temas existenciales que incluye en el medio. Justamente por eso nos sorprende un poco el foco puesto en los temas de las vidas laborales elegido para esta última serie de episodios, pero no debería: no solo es como las interrelaciones entre todos comenzaron (piensen más allá del “core” de nuestros protagonistas, de donde salieron las ultimas señoras Sterling y Draper), sino que además el personaje de Peggy en particular, discutiblemente “la” protagonista femenina de la serie, está marcado por los devenires de su vida profesional.
Sumemos a esto que los mayores estresores luego de la muerte de un ser querido son cambiar de trabajo y mudarse, así que ni hablemos de hacer ambas cosas. Y vaya si nuestros personajes están estresados…
No hay más que ver la cara de Jim Hobart para saber que no le podemos creer absolutamente nada, y no es que los ex – Sterling Cooper se lo hayan creído, pero creo que tampoco se imaginaban este nivel de… ¿Malicia? ¿Desinterés? ¿Maquiavelismo? Puede ser tácito, como tratar a Don como una estrella pero luego sentarlo en una sala con 20 otras personas con su mismo perfil y cargo; indirecto, como negarle un espacio a Peggy o tratarla como una secretaria; o explícito, como el menosprecio seguido de acoso, seguido de virtual despido de Joan.
Empezando por este último, el arco de Joan es solo comparable con el de Peggy en el nivel de planeamiento y consecuencia lógica del personaje y las cosas que le han sucedido. La admiración estructural no aminora el dolor de verla en esa situación. Joan tuvo que enfrentar desafíos personales y profesionales únicos para llegar a donde llegó en la agencia, solo para verlos derribados de un plumazo. Los varones la disminuyen intencionalmente (Dennis, Ferg, Hobart) o con sus buenas intenciones de caballeros de lustrosa armadura (Don, Roger), pero lo cierto es que su salida es la más temprana de lo que seguramente serán varias salidas en los próximos episodios. De todas  maneras, Joanie tiene una oportunidad más de brillar, inesperadamente, peleando por sus derechos y los de las otras mujeres de McCann, y surge la cuestión de los múltiples feminismos: pueden ser por convicción o pueden ser por necesidad.
Y hablando de feminismos por convicción, la tenemos a Peggy, atrincherada en su pasado antes de saltar a un futuro que se niega a abrirle la puerta, ya sea negándole una oficina y enviándole flores ‘como al resto de las chicas’. Peggy conoce su camino, pero a veces necesita que le den un empujoncito o un momento de reflexión, y es interesante que haya venido de Roger. Las interacciones entre estos dos siempre fueron pocas pero únicas, y si bien los une el quedarse en el pasado, es por motivos diferentes: Peggy necesita un envión para saltar, Roger no quiere saltar. Por el motivo que sea, un poco de Cinzano, un órgano y unos patines redundan en la entrada triunfal de la “new attitude” Peggy a McCann. Esperemos que su actitud y su cuadro erótico heredado de Bert Cooper tengan mejor suerte que Joanie.
Roger intenta recuperar recuerdos positivos de Sterling Cooper, y Peggy lo frena, pero en realidad tanto Peggy como Joan sabrán ahora apreciar hasta qué punto era una agencia de vanguardia, donde el talento y el caradurismo siempre valieron más que un nombre. Tal vez sea Shirley la que ve esto más claro, escudada en la frase que abre este comentario, pero sabiendo que el destino de una mujer negra en McCann todavía tendría que esperar varios años para realizarse…
Y Finalmente lo tenemos a Don, en una historia donde lo simpático de las referencias y simbolismos, desde el chiflete por la ventana de su nueva oficina hasta el parecido de la casa de Diana con su anterior morada en Ossining, no alcanza para justificar su irracionalidad. Si, Don se tiene que ir de ahí y si, el ver a Betty y sus hijos mejor que cuando estaban con él no debe ser un impacto menor, pero esa solución queda como una media tinta, tanto como su “ir al oeste” fue hacia el medio oeste en lugar de California, como solía ser. Aunque no apruebe de la aparición fantasmagórica en esta ocasión, Don tendría que escuchar lo que tiene para decir.
¿Qué sucede las próximas dos semanas? Ni idea. Si es cierto que la imagen promocional de la temporada es Don en su auto, tal como lo vemos en los últimos minutos del episodio. Major Tom se quedó vagando por el espacio y hay que ver si llama a ground control…

Algunas observaciones al margen:
  • La sensación de deja vu con The Other Woman fue fuerte, tanto por la situación de Joan como la de Peggy. Episodio clave de la serie como pocos. “I’m not negotiating”… ya escuchamos eso antes.
  • Jim Hobart alude a Joan heredando su parte en la sociedad... puede que sepa sobre las escapadas de Don, pero claramente se perdió ese episodio clave. 
  • Hablando de Joan… ¿el ofrecimiento de Richard es porque está “conectado”? De Mad Men a los Sopranos sin escalas…
  • Hace rato que vengo diciendo que el personaje más del “futuro”, para bien o mal, es Harry. Insisto, Harry se saltea los 70 y termina directo en los 80…
  • Ninguna salida de las últimas que vimos es definitiva, no descarto volver a ver a todos los personajes, aun los muertos: Ken sigue presente via Dow y Bert se le aparece a Don o vive en su cuadro en la oficina de Peggy.
  • Mi primera conexión fuerte con Mad Men fue a través de la histeria de Betty, tan de libro. Cerrar el círculo con Betty leyendo a Dora no me da más que satisfacciones. Gracias Matthew, es como si supieras.
  • En McCann, los chicos toman Coca Cola y las chicas Tab. La cervecería Miller es la única que conoce el futuro…
  • Los que tuvieron la suerte de ver la expo de Mad Men en el Museum of the Moving Image estarán familiarizados con los “Mood Boards” de Janye Bryant y el equipo de diseño para dar con el tono de los personajes y los ambientes. Lo que le presenta Meredith a Don es exactamente uno de esos boards.