lunes, 25 de agosto de 2014

Mujeres Honorables: Sobre los poderosos personajes femeninos en The Honourable Woman


Probablemente en estos días lean varios comentarios sobre la miniserie inglesa The Honourable Woman, y con razón: se trata de una de las propuestas no solo más originales, sino además más INESPERADAS de la temporada. Por fuera de los radares de todos, esta producción de la BBC, que debido a lo delicado y actual de su trama política (el conflicto israelí-palestino esta al centro de la cuestión) en Estados Unidos es emitida por el Sundance Channel en lugar de la filial propia de la BBC, apareció de la nada y ya se perfila como de las mejores mini series del año, en el que, discutiblemente, ha sido el mejor año para miniseries en mucho tiempo (Fargo, True Detective).
Más allá de la calidad de factura, en un increíble tour de force de Hugo Blick como guionista, director y productor de los ocho episodios, quiero detenerme sobre la calidad, cantidad y variedad de los personajes femeninos de la serie, algo completamente inusual para la TV o el cine, especialmente en cuanto se sale de los confines de la comedia (a la Orange is the new Black) o el culebrón del estilo Shonda Rhimes (Greys, Scandal). En esta historia, que combina intriga política, espionaje, policial y drama humano en distintas proporciones, las que llevan la acción, las que mueven la historia, las que manejan la agenda desde el  mundo del dinero hasta la de las Naciones Unidas, son mujeres.
Mujeres variadas, no estereotipadas, de múltiples capas; de creencias firmes, a veces encontradas; de morales propias que nadie puede juzgar de “dudosas” por lo fieles que son a sus convicciones. Mujeres capaces de sacrificar todo cuando resulta necesario, pero también de “armas tomar” (literal y metafóricamente) cuando la situación la requiere.  Mujeres que fueron abusadas de todas las maneras imaginables y que sin embargo se niegan a caer en el lugar de víctimas. Mujeres que tienen todo el poder que traen el dinero, la clase, la posición gubernamental, o absolutamente ninguno, como el ser una mujer sola en un territorio árabe. Mujeres con secretos, guardados por vergüenza, por manipulación, por conveniencia política, por agenda oculta, y la convicción de mantenerlos como tales sin contemplar el precio a pagar.
Y tampoco son mujeres unidimensionalmente heroicas o vistas a través de un cristal que muestra todo color de rosa: son capaces de ofrecer un puesto de poder a cambio de sexo, de matar a sangre fría o de armar un complot internacional que puede traer aparejada de igual modo a la paz mundial o la tercera guerra mundial. Pero nunca son simplemente “la villana” o “la manipuladora”.
Son Nessa Stein, heredera, empresaria, artífice de paz; escondedora de secretos, calentona - a veces a su pesar-; siempre determinada, y ostensiblemente, la mujer honorable del título. Y Atika, amiga, madre, amante, mujer arábica entre judíos, compleja como pocas y con capa tras capa de motivaciones en conflicto. Son Dame Julia Walsh, jefa de los servicios británicos, capaz de arrancarle los huevos a un general norteamericano con tres frases, y verse como sex appeal sobre dos piernas al mismo tiempo. Y Monica Chatwin, con su agenda propia, lealtades inescrutables y entusiasta del running.  Son Rachel Stein, encasillada como madre y esposa pero que ve todo y calla, y cuando es necesario, actúa.  Y Anjelica Hayden-Hoyle, mujer engañada y estalkeada que elige el camino más sutil hacia la retribución. Y Frances, mano derecha y consultora de otra mujer. Y hasta la enfermera Dalloway, que no por forzada a una situación extrema deja de ser efectiva.
Son también Maggie Gyllenhaal, Lubna Azabal, Janet McTeer, Eve Best, Katherine Parkinson, Lindsay Duncan, Genevieve O’Reilly  y Suzann McLean, actrices de diversas nacionalidades, etnias, edades, carreras, enormes todas, que puedo imaginarme saboreando ese magnífico guion y la oportunidad de encarnar a estos personajes, que tenemos que rescatar justamente por lo únicos que resultan en el panorama de la ficción actual.  

No dejen de ver The Honourable Woman, no hace falta ser feminista para disfrutarla, pero seguro que se agrega una capa adicional al disfrute si se la puede leer en esa clave. 

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