lunes, 16 de enero de 2012

Apreciación: The The - Infected


Cuando el deseo se transforma en una enfermedad, en lugar de un placer; y la culpa es una necesidad, que tenemos que destruir.

Hace unos días, a colación de la publicación del diagnóstico de la enfermedad de la presidenta, la escritora Claudia Piñeiro recomendó volver a leer el libro de Susan Sontag “La enfermedad y sus metáforas”. El texto de Sontag, escrito en 1978 y revisado más tarde (1988) con el agregado de “El SIDA y sus metáforas” trata principalmente de cómo se habla de las enfermedades como el cáncer y el SIDA; para qué  son usadas por ciertos autores y qué  dicen sobre esos autores el uso que se les da.
El álbum Infected de The The salió en 1986, y si bien es difícil saber si está hablando directamente de la pandemia o no, sin lugar a dudas está teñido del espíritu de la época. La canción homónima, a la cual pertenece la cita más arriba, juega con la doble metáfora de el amor como enfermedad o el amor (y el sexo) como infecciones en sí, y podría ser un ejemplo de análisis para Sontag en su libro. El resultado es desesperado e inquietante, como lo es todo Infected. El “espíritu de la época” también era el bombardeo de EE.UU a Libia y el thatcherismo fuera de control en Inglaterra, por lo que se pueden imaginar que estamos hablando de una obra densa y complicada, nunca neutral y terriblemente pesimista. Hay quienes consideran a este tour de force de Matt Johnson como un disco depresivo o hasta un precursor del emo. No es así: Johnson no está deprimido, está enojado, muy enojado.

Y no hace falta leer las letras para entender el estado de ánimo del compositor/cantante/músico/productor (a los fines prácticos The The es Matt Johnson): musicalmente el disco es una montaña rusa, desde la furia hiperactiva de la canción titulo que abre el disco hasta la bipolaridad del alienado personaje de Twilight of a Champion, culminando en el pacto con el diablo en The Mercy Beat. De hecho, esta última, que cierra el álbum, funciona como una obra en cuatro tiempos: el hombre deprimido, la euforia tras el pacto, las funestas consecuencias y el alivio por triunfo contra el mal. Todo esto, de nuevo, se ESCUCHA, sin necesidad de leerlo (aunque el efecto es doble si también se lo lee).

Voy a hacer que el pequeño Lucifer se vuelva corriendo al purgatorio, con la cola entre las piernas. Le voy a enseñar una lección que no se va a olvidar. Los buitres y los cuervos están preparando algunas lápidas, pero no se van a comer la carne de mis huesos.


Infected es ambicioso, tal vez demasiado, nuevamente reflejando el espíritu de la época: los excesivos ochentas.  Es un disco mayormente electrónico pero del que participaron 60 músicos; experimental pero increíblemente accesible; con letras de manifiesto y al mismo tiempo festivo. Bipolar, digamos. La muestra más clara es la canción Heartland, la más dulce y “pop” del disco, que nombra uno a uno los desastres que el liberalismo thatcheriano hizo sobre Inglaterra. ¿Qué tan pop y dulce? Bueno, probablemente conozcan la canción porque una marca de shampoo la uso para promocionar su producto en Argentina. Alguien claramente no leyó la letra:

Este es el lugar donde los jubilados son violados y nuestros corazones fueron desconectados del estado benefactor. Que los pobres tomen leche mientras los ricos comen miel, que los vagabundos cuenten sus plegarias mientras ellos cuentan el dinero.

Pero bueno, eso ya eran los 90 en Argentina, y no nos preocupaban esas cosas… hasta que nos dimos cuenta que con diez años de atraso, pero estábamos pasando por lo mismo.
Del disco se extrajeron cuatro cortes: las ya mencionadas Heartland e Infected, más Slow Train to Dawn, donde  participa una jovencísima Neneh Cherry antes de su carrera solista y Sweet Bird of Truth que muy cabalmente da cuenta de que a nadie le interesaba que estas canciones fueran “hits”, ya que es básicamente inirradiable.

Aparte de la exageración musical, la obra se completa con una exageración visual: el retorcido arte de tapa original del álbum y todos los singles a cargo del historietista Andy Dog, hermano de Johnson, y un “video movie” que contiene un clip por cada canción del disco, dirigidos por Tim Pope, famoso por sus lisérgicas colaboraciones con The Cure.

No puedo más que recomendar este disco, que además, contrariamente a lo que sucede con tantos otros, de antes y de ahora, tiene que escucharse completo y en secuencia para recibir el efecto completo. No es un álbum “conceptual” en el sentido de hablar de un solo tema, pero es un “álbum concepto” que funciona como un todo. Escuchen, luego lean las letras, y finalmente, intoxíquense un poco y vean los videos. No volverán a ser los mismos. 

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