viernes, 25 de noviembre de 2011

Kylie Aphrodite Les Folies Tour - CD/DVD/BluRay/3D film


Exceso.
Esa es la definición en una sola palabra no solo de este show de Kylie Minogue, sino más bien de todos sus shows en los últimos 10 años.
Un show de Kylie tiene MAS plumas, MAS brillo, MAS dorado, MAS cambios de vestuario, MAS hombres semi desnudos que ningún otro. Esta es la estética que sostiene no tanto la cantante como su director creativo, William Baker, quien en este caso dirige tanto show en vivo como filmación. Y está comprobado que a veces, si bien MAS Kylie está bien, MENOS William Baker esta mejor. (Ejemplo histórico: la gira “Showgirl” original, pre cáncer, no contaba con la dirección de Baker y estaba muy bien. La gira “Showgirl: Homecoming” post cáncer es la misma gira… llevada a “11” por Baker, y no por MAS es necesariamente MEJOR).
La apuesta para “Les folies” era hacer algo que nadie hubiese hecho, por lo menos en el rubro “gira de cantante pop”, algo que se pone difícil cuando Madonna saca un Rolls en escena, y cualquier gritona tira un Cirque du Soleil en su show de Las Vegas. La solución: agua. Mucha agua. Piletones de agua. Fuentes de agua. Y no vamos a negarlo, genera el impacto esperado, pero es imposible no quedarse con la pregunta: ¿Era necesario? Y la respuesta es: no, no era necesario.
Porque como se comprueba una y otra vez, cuando se tiene un artista del calibre de Minogue arriba del escenario, con ese carisma que hace que uno no le pueda sacar los ojos de encima, todo lo demás… está de más. Ya lo sabíamos desde la época de la gira “Intimate and live”, cuando éramos pobres para grandes despliegues, y se vuelve a comprobar en esa secuencia pre bises en Les folies, donde Kylie acompañada de un piano para clavarse una balada (maravilloso rescate de la vieja cara B If you don’t love me), o revoleando su saco de plumas para levantar al público (impactante doblete de Better than today y Put your hands up, doblemente meritorio por tratarse de hits nuevos y no clásicos a prueba de balas) llena el enorme escenario desde su metro cincuenta como si midiera 15 metros.

Tampoco vamos a despreciar el glamour: el vestuario de Dolce & Gabbana es impactante y funcional, las coreografías llenan los espacios muertos (no solo hay que cambiarse, Kylie ya es una cuarentona sobreviviente de un cáncer gravísimo así que necesita respiros de vez en cuando), la escenografía es realmente de primer nivel –comparable con las de las giras AA– , y los chicos son bellísimos (las chicas, no tanto: resultó zorra, Minogue).
Pero el show es Kylie. Kylie que con los años aprendió a cantar y lo hace mejor que cualquiera de sus pares del mismo nivel. Kylie que se mueve lo necesario –nunca bailó, no lo va a empezar a hacer ahora–  pero bien. Kylie que sonríe y los megawatts de sus dientes opacan a las luces del escenario. Kylie que se hace la sorprendida por el público, como si no hubiese tocado ya montones de veces para audiencias más grandes y más entusiastas. Y un repertorio impecable, cubriendo casi completo Aphrodite y compenzando algunas de sus falencias con recursos creativos, como un mashup con su favorito (en serio, lo canta SIEMPRE) Love at first sight o un cover inesperado y sorpresivamente bien llevado de There must be an angel de Eurythmics. Y los clásicos de siempre, versionados a la perfección por Steve Anderson, quien probablemente merezca mas crédito por la Kylie-live que conocemos hoy en día que el mismísimo Baker y sus espejitos de colores. En serio, escuchen la reinterpretación de Confide in me y vean como se puede aggiornar un clásico sin dañarlo, y sonrían con la versión “destructiva” de Can’t get you out of my head que claramente representa lo cansada que debe estar de cantarlo.
Por lo demás, este es probablemente el show mejor filmado de la carrera de Kylie, con impactante fotografía y un sonido que combina la sutileza con el boom-boom-boom necesario (nuevamente crédito de Anderson). Si  la vieron en el cine, o tienen el equipamiento en casa, también está el 3D. Lo suficientemente bien hecho como para que empiece a pasar desapercibido después de la introducción, pero no tan bueno en eso de ponerlo a uno “ahí” como fue el caso de U23D.

Comentario Modern Family 3x09 - Punkin Chunkin



"This is how the french do Thanksgiving"


Hace unos días, mi amigo y fan de las series Santiago Mateo comentaba de que a pesar de apoyar 100% Modern Family, ya no se reía cuando la veía.
Inicialmente lo tomé como un comentario ligeramente hipster, el “yo estuve primero cuando era bueno, y ahora las masas tienen la versión diluida”, pero también me quedé pensando. Y es un comentario bastante acertado, y luego de ver el último episodio, estoy empezando a coincidir.
Ojo, que no se interprete que la serie es “mala”, “floja” o “en decadencia”, simplemente que ha llegado a un punto en su evolución donde uno la ve sonriendo, pero el “gracioso ja ja” simplemente desapareció.
En algún momento, los productores, la cadena, o ambos decidieron que el ángulo para vender y sostener el programa era el “corazón”, y no la carcajada. Y a la serie le sobra corazón, justamente eso la hizo atractiva en un comienzo, era como un antídoto para el cinismo, al mismo tiempo que el romper la cuarta pared le permitía introducir un guiño que la distinguía de lo sentimentaloide. Pero ya van varios episodios que terminan con familias felices y unidas al sol, con un malentendido superado y todo listo para la próxima “locura”. Pero esto no es The Cosby Show, ni estamos en 1986. Vivimos en una época post Curb your enthusiasm, donde Arrested Development vuelve por clamor popular, donde Tony Soprano o Walter White son personajes que le hacen ganar premios a los actores que los interpretan. Si, es ABC a las 8 de la noche, pero por casi 45 episodios la serie había mantenido un equilibrio más cuidado.
Este episodio, el noveno de la temporada, perfectamente programado para coincidir con la víspera de Acción de Gracias, fue probablemente el menos gracioso, a pesar de mantener las cualidades de la serie intactas: gran dinámica de personajes, variedad de historias que rompen el modelo “Historia A/Historia B”, y perfecta utilización de los “testimoniales” ( el paralelo entre el suspiro de Jay y el de Claire - faltó uno de Mitch -  dejó perfectamente claro que caracteriza a los Pritchett mucho mejor que “la confrontación” final ).
Tal vez esta crítica parezca demasiado dura, pero en realidad no lo es en sí: insisto, estos son algunos de los mejores 20 minutos televisivos con los que se pueden contar semanalmente, pero parte del encanto de Modern Family era reirse hasta que doliera la panza, y eso sencillamente, no está sucediendo.

Música - Discos: Christophe Willem “Prismophonic”


Cuando uno menos se lo esperaba, aparece el disco, o por lo menos uno de los discos de música pop del año.
El tipo de disco por el cual las divas se matarían. El tipo de disco por el cual Madonna y Kylie venderían un riñón. El tipo de disco que los críticos esperan de Britney desde siempre. El disco que esperamos de George Michael hace 20 años. El disco que tendría que haber sido Rudebox si Robbie Williams consumiera menos drogas. 
La quintaesencia del disco pop de divas, pero en lugar una de las sospechosas de siempre, lo saca un flaquito francés, con cara de hipster, ganador de un concurso de talentos televisivos. 
Christophe Willem ganó la versión francesa de Pop Idol ya hace unos años, e inmediatamente se transformó en un éxito de ventas, y aún más raro, en un éxito de crítica. Con su andrógina voz y su sensibilidad pop de Eurotunnel, combinando los clásico de la chanson francesa con la contemporaneidad de los rankings ingleses de Ya Mismo. Y logrando algo más interesante de lo que sucede en cualquiera de las puntas del tunel. 
¿Cómo lo hizo? El problema con la mayoría de los artistas franceses es muy similar al de lo mal llamados  “artistas latinos” del eje Miami/Televisa: son esencialmente derivativos. Van a un productor local, bueno o malo, y le piden un disco que “suene a...”. No importa la onda que le ponga el productor, va a estar copiando una tendencia que probablemente ya esté pasada de moda para cuando suene en la radio. Willem y su compañía tuvieron una idea mucho más inteligente: en lugar de pedir un disco que suene a alguien, fueron a los responsables de esos discos para hacer lo suyo. La lista es espeluznante: Biffco, los Freemasons, Isabel Guzman, Richard X, Karen Poole, la mismísima Kylie... todos bajo las órdenes de Steve Anderson, alguna vez una mitad de los Brothers in Rhythm y desde hace 20 años la mano derecha de Minogue.
La tarea de Anderson no debe ser menospreciada: a la manera que lo hizo Stuart Price en Aphrodite, es el que le da coherencia a toda esta diversidad, al punto que si uno lo escucha de punta a punta, jamas se enteraría que participaron tanta diversidad de compositores, arregladores, mezcladores y otros etcéteras. Escuchen la intro de Je Rejoins la scene y como se funde en Le Temps Qu'il Reste... dos temas esencialmente diferentes, perfectamente sincronizados de punta a punta. “Rejoins...” es además probablemente la muestra más clara del sonido general al que se apuntó (y se dió en el blanco). 
El primer corte del album es Cool, un funk interesante pero tal vez no lo más representativo del disco. El seguro segundo corte es una joya que se llama Starlite, que samplea y toma prestado a discreción de Ain’t nobody de Chaka Khan, remitiendo inmediatamente al tipo de experimento bailable al cual George Michael alguna vez nos acostumbró. Es un himno, una canción que de no estar cantada en francés sería número uno en todo el mundo (puede que lo sea... Francia, España y Holanda no necesitan una voz cantando en inglés para consagrar estrellas pop).

Pas si loin es otro temazo, co escrito por Kylie, mucho más pop en esencia, con “sonido a verano” y una inmediatez ante la que es imposible dejar de sonreír y mover un poco la patita.
El disco no es perfecto: hay una innecesaria balada, y un experimento fallido llamado Falling, curiosamente la única canción en inglés, pero imposible pensarla como crossover por su condición de in-irradiable.
Hay mucho en Prismophonic para tener prejuicios: en general somos reacios a la música pop no cantada en inglés; es una diva pero es un hombre, con un tono de voz complicado; una estrella de reality show. Y claro, es un album de eurodisco... pero también lo son Confessions on the Dancefloor, The fame monster, Yes o el varias veces mencionado Aphrodite ( no es casual, creanme ). Bueno, olvídense, denle una oportunidad y sorpréndase, mientras nos sacamos la resaca de Aphrodite y esperamos que el album de La Señora esté de acuerdo a las expectativas. 

sábado, 19 de noviembre de 2011

Comentario: La música de Glee temporada 3




Hay programas de TV de los que se escribe y se escribe, a veces mucho más de lo que correspondería de acuerdo a la audiencia real que tienen.
Glee es uno de esos programas. Ya sea por sus méritos o falta de ellos, por su militancia por temas gay o por la exageración de los mismos, por su bancarrota creativa o su renacimiento creativo. Siempre algo para escribir.
Y a veces nos olvidamos que el motivo por el cual Glee está en el aire es porque es un excelente negocio más allá de lo televisivo: es el programa que por su sola cuenta revivió el mercado de la venta de la música, en todo el mundo, pero especialmente en EE.UU.
El elenco de Glee y sus subsidiarias (The Warblers, Gwyneth Paltrow) ha puesto más canciones entre las 100 más vendidas y/o difundidas en los Estados Unidos que ningún otro artista, destruyendo records de décadas de gente como los Beatles o Elvis.
Entonces, la música de Glee importa y mucho, y el poder de los productores de la serie en su elección es un tema de discusión industrial.
Por eso, cuando se discute la temporada 3 de Glee, y se la considera en algunos casos como “fracaso” se está hablando tanto de su baja de audiencia (importante pero no grave), como de sus cambios creativos (el consenso es que los guiones mejoraron desde la desastrosa temporada 2, pero sigue teniendo agujeros inaceptables en cualquier otra serie de la llegada que tiene esta), pero principalmente de su incapacidad de hacer que los rankings y las ventas que los motorizan tuviesen el impacto que se les adjudicaba.
¿Qué pasó entonces? Hay un tema concreto, y es que de todo lo que se los puede acusar a Ryan Murphy y compañía, siempre mantuvieron intacta su capacidad de hacer lo que querían. Y lo que querían en temporada 3 era centrarse en la historia de la producción dentro de la serie de West Side Story (Amor sin barreras), aun al costo de alienar por completo al público juvenil al que apuntan. Sumado a otros varios clásicos de Broadway y una triste selección de canciones de los 80, por primera vez en tres años, las canciones del programa fallaron en prender fuego los rankings de la semana siguiente como acostumbraban. 
Hasta esta semana: el mash up de las dos canciones de la chica del momento, AdeleRumour has it/Someone like you se prevee que le de a la serie su tercer mega hit, luego del Don´t stop believing del primer episodio el Teenage Dream que presentó al ahora sobre usado chico de oro, Darren Criss.
Hay muchos motivos para eso: el poder de las canciones, la vigencia de Adele, y la super poderosa interpretación de Amber Riley y Naya Rivera (Mercedes y Santana, la actuación breakout de la temporada). Pero sobre todo se trata de volver a poner canciones que el público sub 25 natural de la serie encuentra medianamente familiares. También va por el camino correcto el Hot for the teacher que abrió el episodio, por su relevancia para el argumento de la serie, pero aún más por la energía “de muchachos” que aportó, y unos guiños simpáticos para cualquiera que haya visto el clásico video de Van Halen. Por otro lado, el innecesario mash up de canciones de  Hall and Oates probablemente haga agua nuevamente, repitiendo lo que no funcionó en los 5 episodios anteriores.

Seguramente no sepamos nunca a que vino el cambio, si estaba planeado desde el principio ( West Side Story se estrenó el episodio pasado), si la caída de audiencia les mandó el alerta a Murphy y compañía, o si Fox (la cadena que la emite) y Sony (la compañía que publica la música) metieron presión para el cambio de rumbo. Como sea se agradece, y los adelantos indican, que sigue por este camino: en uno de los próximos episodios ya están pensando en el actual número 1 de Rihanna para potenciar la serie. 
¿Qué opinan ustedes de la selección musical de Glee? ¿Influye en algo en su ver o no ver la serie? ¿Y pertenecen a la audiencia 12-25 natural de la misma o son de los gays 35-50 que disfrutan de Broadway y los hits ochenteros?

Comentario Modern Family 3x08 - After the fire

Publicado originalmente el 19/11/2011 en Celesteland - Series

“I'm not even your favorite colombian in this family”


Creo que ya alguna vez hablamos de la “fórmula Friends”: poner a todo el elenco en una misma habitación y esperar que la magia suceda. 
Salvo que esta “verdad” no se aplica tanto a Modern Family: el secreto de la serie está en las relaciones entre personajes que se escapan de lo esperable, o justamente, por ser tan esperables, en general se evitan y cuando suceden, la elusiva magia sucede.
Dentro de las relaciones entre personajes, están las ya establecidas, como la de Jay y Phil, que soy siempre invariablemente hilarantes, especialmente porque es tan facil ver el sufrimiento de Jay por su yerno que es probablemente más su antítesis que su hijo gay y su otro yerno. Por eso fue bueno además el momento de “el consejo” hacia el final, porque no hizo más que mostrar a los televidentes y a Jay que hay más en Phil de lo obvio.
Otra de las relaciones, esta vez más fuera de cámara, es la de Gloria y Mitch, y las repercusiones que esto tiene sobre Claire. Gloria y Mitchel es algo que nos deja con las ganas de ver más en cámara (seguramente vamos a tener la oportunidad), y Claire es el personaje más encantadoramente neurótico desde Monica Geller (imposible discutir este tipo de comedia sin Friends como referente).
Finalmente, Cameron con las Dumphy Girls no tiene desperdicio, y tener acceso al monólogo interno de Cameron a través de su testimonio para  el “documental” lo hace aun  más divertido. 
Hay cosas también que funcionan, pero hasta ahí nomás: los efectos secundarios de la medicación en Cameron, los chistes sobre el contacto físico entre Jay y Phil, y toda la secuencia entre Manny y Luke (que en realidad valió más la pena por como Alex salvó el día. Alex Dumphy: nerd sex symbol ).
Y volviendo al comienzo, la secuencia de todo el elenco en la misma habitación sirve para aquello que las series de los noventa en general (Friends claro, pero más que nada Seinfeld) habían casi erradicado, y que Modern Family trajo de vuelta al ruedo: corazón, pero sin caer en lo cursi. 

viernes, 4 de noviembre de 2011

Comentario Modern Family 3x07: “Treehouse”





¿Tal vez será que los extrañábamos? No es secreto que los últimos episodios de Modern Family parecían venir un poco en pendiente. No malos, pero de irregulares para abajo. Claro, eso fue hace unas tres semanas, y ante la falta de otras opciones, el regreso fue bienvenido, y especialmente bueno.
Tal vez sea que el episodio está escrito por Steve Levitan, el creador de la serie, quien conoce como nadie la “voz” de los personajes, aunque curiosamente, el ep. se movió un poco de estilo completamente coral de lo que va de la temporada, focalizándose en un par de historias ( Cam, Gloria y Jay) y relegando a los Pritchett a historias menores (en importancia y en contenido: la secuencia de madre e hija es completamente obviable).
O tal vez sea que no me puedo resistir a una aparición de Jennifer Tilly, que me resulta hilarante haciendo cualquier cosa, y aún más reviviendo la pareja con Chazz Palmintieri que hicieron en la peli de Woody Allen Bullets over Broadway (una referencia cinematográfica más “meta” de las que el programa nos tiene acostumbrado, pero no por eso menos efectiva, junto con varias otras a Julia Roberts y sus películas). Es más, ya los quiero como recurrentes a Shorty y su chica (aunque me temo que ya conocimos a los nuevos recurrentes de la serie: el nuevo amigo/vecino de Phill y la amigovia de Cam).
Y hablando de Cam, nunca deja de sorprender que el florido Cameron es el “butch” de la relacion con Mitchell... suponemos que es todo es cuestión de contrastes, no?
Para coronar, no deja de resultar refrescante que una serie que más allá de tus toques mas arriesgados es considerada una serie “para toda la familia” se anime a hacer chistes sobre temas casi tabú, como las drogas, y que quede completamente natural e incorporado como un detalle más.
Modern Family, están perdonados, no se vayan más!